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¿Nunca más panecillos para desayunar o pastas con el café? Cuando a una persona le diagnostican que es celíaca-que no tolera el gluten-, al principio se siente desamparada. El gluten es el aglutinante de muchos cereales y se encuentra no sólo en los productos hechos a base de cereales, sino también en alimentos preparados, condimentos y fármacos.
De repente se reduce la variedad de alimentos y se impone
estudiar la lista de ingredientes de todo lo que se come.
El gluten es una proteína que
se encuentra en la semilla de muchos cereales, y que normalmente se combina con
el almidón.
Representa cerca del 80 % de
las proteínas que posee el trigo, y su composición se basa principalmente en la
glutenina y la gliadina. El gluten permite la elasticidad en la masa de harina,
y por tanto, que los panes y las pastas derivadas estén esponjosas. Pero hay
algunas personas a las cuales esta proteína afecta de manera negativa, bien a
través de alergia o bien de intolerancia; a estas últimas se les llama
celíacos.
En ambos casos, estas personas
tendrán que seguir una dieta libre de gluten de por vida, porque este elemento
les daña la mucosa del intestino delgado, y les impide hacer una digestión
normal. Las personas celíacas suelen tener predisposición genética heredada a
la intolerancia al gluten, pero no necesariamente desarrollan la enfermedad.
Sin embargo, no se recomienda darle a los bebés alimentos que contengan gluten
antes de los seis meses, ya que si se les administra tempranamente podría
desencadenarse la intolerancia.
Como se ha señalado antes, en
cuanto a los alimentos que se deben suministrar a los celíacos, deben evitarse
sobre todo los cereales tales como el trigo, la cebada o el centeno, porque son
los que mayoritariamente contienen la proteína del gluten. Sin embargo, hay
cereales libres de gluten que pueden ser consumidos por estas personas, como
por ejemplo el arroz (en todas sus variedades), el maíz, la avena y también
otras semillas de origen vegetal como las de girasol y la soja. Teniendo una
alimentación adecuada, se pueden evitar futuros trastornos; debemos estar por
tanto muy atentos ante los posibles cambios en la conducta o desarrollo sobre
todo de los niños más pequeños.
Los síntomas de intolerancia
al gluten en edades tempranas suelen ser problemas intestinales y retraso en el
crecimiento; en la edad adulta se caracterizan por la aparición de síntomas
extraintestinales, como una talla más baja de lo normal, anemia ferropénica (es
decir, falta de hierro) y retraso en el desarrollo. Los médicos aseguran que
esta enfermedad de intolerancia al gluten en sí no se puede prevenir, pero la
exclusión rigurosa y total de esta proteína en la dieta puede evitar su
manifestación y su progresión. Para diagnosticar esta patología normalmente son
suficientes unos análisis, aunque no debemos alarmarnos si un niño por ejemplo
sufre de mala absorción en el intestino, ya que es un problema frecuente en
pequeños de corta edad.
Para evitar los alimentos con
gluten, hay que hacer un minucioso listado de los productos que se pueden comer
y los que no; normalmente, estas personas consumen productos preparados a tales
efectos, en los que se puede leer siempre "libre de gluten". Del
mismo modo, los médicos también recomiendan leer atentamente los prospectos de
los medicamentos para ver si llevan gluten en la composición del excipiente, y
siempre tenerlo presente a la hora de acudir al doctor o comunicárselo al
farmacéutico.
Por tanto, el tratamiento de
esta patología es exclusivamente dietética, puesto que se trata de eliminar
determinados alimentos de la dieta. Cuando la proteína del gluten se elimina
completamente, la persona alcanza un buen nivel nutritivo en un período de
semanas o meses, desapareciendo la sintomatología de la enfermedad por
completo.
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